SOCIEDAD
Los 1º de agosto de cada año se realiza el homenaje a la diosa que provee los alimentos, la cosecha y la prosperidad. En las ciudades los vecinos acostumbran a sahumar las casas para ahuyentar los maleficios y atraer la prosperidad.
Con extrema seriedad y misterio un vendedor de sahumerios le explica a un turista qué es lo que debe hacer el 1º de agosto, cuando éste le consultó acerca de la Pachamama.
“Tenés que preparar la mejor comida, el mejor vino, y encontrar la persona que sepa rezarle y agradecerle a la Tierra. Cavás un pozo y depositás ahí las ofrendas. Lo importante es que tengás fe ciega en la Pachamama; si no, no funciona y ella no te considerará y te castigará”.
Tanta convicción generaron sus palabras que comprender la importancia que tiene la Madre Tierra en la región del Noroeste Argentino no es muy difícil.
La Pachamama es la diosa máxima para las comunidades andinas. Es el nombre de la Tierra, es la que produce, la que bendice, la que engendra. Representa a la Tierra en su conjunto. Es concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a los seres humanos.
Las comunidades originarias le rinden homenaje para reparar el daño que el hombre le hace a la tierra, al tiempo de agradecerle por los alimentos que les ofrece.
Sí hay días importantes para los ritos culturales, hoy, 1§ de agosto, es uno de ellos. Y, sin dudas, el más trascendente para las comunidades de San Antonio de los Cobres y Tolar Grande, entre otras.
Los ritos sagrados que forman parte de la cultura, de las costumbres y que más allá de los milenios se siguen practicando, comienzan a renacer con fuerza para imprimirle un sello que combina vigencia y tradición. La alegría tiñe a estos pueblos porque tienen que agradecerle por la cosecha y pedir nuevos augurios a su tierra.
“Vida, salud, amor y prosperidad para todos los salteños es lo que le pediremos a la Madre Tierra esta vuelta. A ella le debemos todo lo que tenemos y lo que somos”, sostuvo, con un convencimiento firme, este hombre peruano que reside en Salta, y que se dedica a oficiar esta celebración. “Todo es para ella, porque se entrega completamente a nosotros. Nos da el alimento, la familia y la prosperidad”, explicó.
Alrededor de este acontecimiento hay una decena de rituales del mundo de la superstición que resurgen para conmemorar la fecha, pero que se aplican más en las ciudades que en los propios pueblos y que llegaron al siglo XXI un tanto deformadas.
En las ciudades del noroeste, especialmente, el ritual de la Pachamama se vive de una manera distinta, no con la misma devoción que las comunidades andinas.
“Hay que diferenciar la celebración que realizan las comunidades étnicas de la que se hace en las sociedad urbana. Los integrantes de las ciudades incorporan estos rituales, pero más para un beneficio individual.
Por ejemplo, le piden a la Pachamama que les resuelva distintos tipos de problemas personales, como salud y amor, entre otros”, explicó, en diálogo con El Tribuno, el doctor en sociología Alberto Noé. Añadió que, “en cambio, las comunidades andinas la encaran de otra manera, es un agradecimiento a la tierra en cuanto tal, a la provisión que ésta les brinda”.
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